Fama internacional tenemos los chilenos desde que nuestros sondajistas ubicaron y rescataron desde 700 metros bajo la tierra a 33 mineros de la mina San José. Poco vale este prestigio en los días que corren. Un 70% de los equipos están parados dicen en la industria. ¿Por qué? ¿Qué opinan los actores? ¿Cómo evolucionará el rubro?
Por Alfredo Galleguillos C.
En las oficinas de Terraservice, proveedor de sondajes mineros, se nota el orgullo. Varias fotos recuerdan su participación en el rescate de los 33. Uno de sus expertos operaba la sonda P10, la primera que “rompió” en el refugio y trajo en su extremo inferior el “papelito” que luego el ex Presidente Piñera hiciera famoso en todo el mundo. Ese fue el primer indicio tangible de que había vida bajo tierra.
“Mantenemos un crecimiento anual importante, pero no todas las empresas han tenido la misma suerte”, señala Raúl Dagnino, gerente general de Terraservice. Esta firma y otras dos, Geotec y Foraco, lideran el mercado con una participación que rinde tributo a la Ley de Pareto.
“Se ha visto una reducción de 70% en las operaciones de sondaje en el mercado minero. Esto es muy significativo, considerando que hay muchas empresas pequeñas que en un momento de mayor actividad invirtieron fuerte en incorporar tecnología”, señala el ejecutivo.
La paralización de proyectos mineros impactó de lleno en la cadena de valor. La baja en el precio del cobre, los precios de la energía, la desaceleración, la judicialización y la incertidumbre interna, entre otros factores, conspiraron contra la industria.
Cuando los márgenes están más apretados, la búsqueda de mejores leyes parece un camino lógico. “Pero no siempre es así”, comentan conocedores. “En las grandes empresas mineras se sabe muy poco de sondajes y de exploración en general”, opinan otros. “Hay empresas que tienen en su ADN que hay que mantener la prospección siempre activa, aunque sea en forma restringida. Pero hay otras en que la prospección se considera un gasto más y que se puede recortar”.
EVIDENCIA
En lo que todos concuerdan es que el sondaje es el eslabón más importante en el proceso de exploración. Al definir una zona interesante para prospectar, primero se hace una evaluación geoquímica; si es positiva, se avanza con un mapeo geológico. Luego, si todo va bien, un estudio geofísico y, con modelos 3D, se comienzan los sondajes.
“Los sondajes nos entregan la primera evidencia física y palpable del subsuelo. Se requiere un gran cuidado en la calidad de las muestras, de la perforación, la desviación y otros parámetros. Consideremos que, si llega a ser mina, esto es lo primero que se audita. Si el sondaje contiene errores, un proyecto puede fracasar”, explica Jorge Camacho, miembro del Colegio de Geólogos y Gerente de Exploraciones de Codelco Chile. “Hay pautas internacionales súper claras. Si el profesional y su equipo se basan en ellas, no debe haber ningún problema”, acota.
Con 30 años en prospecciones mineras, Camacho confirma que la oferta de servicios de sondaje es muy amplia. “Hay compañías grandes muy buenas y hay compañías chicas muy buenas”, precisa, tras lo cual agrega: “El problema es que debe haber entre un 20% y 30% de utilización de los equipos respecto a dos años atrás. O sea, hay un 70% de equipos que están parados”.
PRIORIDADES
¿A qué se debe esta brusca caída en la actividad prospectiva? La exploración –aún en tiempos de crisis- “naturalmente debería ser una actividad prioritaria. A menudo las compañías reaccionan a la inversa y cortan primero los presupuestos de exploración, porque los ven en el corto plazo sólo como un gasto”, dice el Ingeniero Civil de Minas Julián Ortiz, Director del Departamento de Ingeniería de Minas de la U. de Chile.
Como experto en geoestadística, muestreo y evaluación de yacimientos, Ortiz no vacila al asegurar que un enfoque así no conducirá necesariamente a mejores resultados financieros: “al contrario, el sondaje geológico es una herramienta que permite valorizar un yacimiento”.
Explica que “la sola intersección de una zona mineralizada implica un gran aumento de valor de un prospecto. Y estos recursos se transforman en el principal activo de la empresa minera, dado que es una manifestación de su potencial valor”.
OPORTUNIDAD
En el gremio es conocida la política de Andrónico Luksic Abaroa, patriarca del grupo controlador de la mayor minera privada en Chile, AMSA. El empresario decía: “Cuando hay dificultades, es momento de prospectar”.
Al mirar el vaso medio lleno, las mineras pueden beneficiarse de precios más baratos y mejores recursos disponibles. “Es una oportunidad para las mineras”, puntualiza el geólogo y gerente de Codelco.
Opina que el nivel técnico de los sondajistas chilenos nada tiene que envidiar al existente en Estados Unidos, Australia y Canadá. Asimismo, “la mayoría de los equipos que se usan aquí son fabricados en esos países o en Europa”.
INNOVACIÓN
El ejecutivo de Codelco destaca que la innovación también ha sido parte de las premisas en este sector: “hay empresas que han desarrollado automatizaciones en los equipos por temas de seguridad, como brazos hidráulicos que reducen la intervención humana en tareas de alto riesgo. Y estas innovaciones han sido ‘made in’ Chile”.
Profesor Julián Ortiz. |
Otros avances se relacionan con tecnología para deflectar sondajes, de modo de optimizar los metros perforados en depósitos profundos. “A partir de un sondaje que permite acercarse al cuerpo mineralizado, se pueden generar varios desvíos distintos para interceptar el cuerpo mineralizado en varios puntos, de modo de disminuir la cantidad de metros perforados en material estéril”, señala Ortiz. Este último está asociado a sobrecarga, que puede fácilmente tener cientos de metros de espesor.
EL FUTURO
¿Hacia dónde va el rubro? Para Raúl Dagnino, hay confianza en una recuperación que ya muestra señales. La minería privada se suma la inversión pública. “Para nosotros resulta interesante que Enap se involucre en la búsqueda de gas. Somos pocos con capacidad para ese tipo de prospecciones, por lo que estamos optimistas”, señala.
Para el geólogo, se debe seguir mejorando estándares de seguridad y condiciones laborales. Las jornadas eran de 30 por 10. “Si la prospección se atrasaba, podían estar 40 días en el desierto”, recuerda Camacho. En seguridad también el cambio ha sido fuerte en los últimos 10 años. No eran raros los accidentes fatales. Si se soltaba una barra de una tonelada, las consecuencias eran muy graves. Esto ha cambiado por las presiones de los mandantes y y de la regulación, concluye.
Basado en artículo publicado en Revista Minería Total Nº 2, octubre de 2014.
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